Editorial
Todos los años lo mismo. Se sigue hablando de accidentes fatales, aunque si se profundiza cada situación, será posible notar que en muchísimos casos no se trata de accidentes, sino de negligencias.
Según el diccionario, un accidente es un “suceso imprevisto que altera la marcha normal o prevista de las cosas, especialmente el que causa daños a una persona o cosa”.
Por otra parte, indica que negligencia significa: “Falta de cuidado, aplicación y diligencia de una persona en lo que hace, en especial en el cumplimiento de una obligación” y la otra acepción es: “Error o fallo involuntario causado por esta falta de atención, aplicación o diligencia”.
De manera que es necesario considerar los hechos: ¿son accidentes o negligencias?
Seguramente habrá que comenzar a cambiar las expresiones, porque si no se cumplen las normas de tránsito estamos ante una negligencia. Lo triste es que el negligente, en no pocas ocasiones, al obrar de la manera que lo hace pone en riesgo o, peor aún, termina con la vida de otras personas.
Por eso es necesario analizar hechos, y hacerlo no es un tema menor. Los titulares generalmente dan grandes espacios a los accidente aéreos, pero según las estadísticas y datos de Aviation Safety Network (ASN) recogidos por la agencia de noticias AFP, en el año 2017 fueron 10 aviones con pasajeros los que sufrieron accidentes que dejaron 144 muertos en total. En 2017 hubo 36,8 millones de vuelos en todo el mundo, lo que da una relación de un accidente cada 7,36 millones de vuelos. De manera que en todo el mundo, en el año 2017 murieron 144 personas en accidentes aéreos. Ese mismo año, solamente en Entre Ríos, murieron 316 personas en siniestros viales. Esto sirve a manera de ejemplo con cifras que no mejoraron al día de hoy.
Según el sitio digital de Luchemos por la Vida, en el año 2023 se produjeron 6245 decesos, con u promedio de 524 muertes mensuales en tragedias vehiculares.
A tener en cuenta
Hay varias cosas a tener en cuenta al momento de conducir. Todos ellos harán que el tránsito sea más seguro.
El exceso de velocidad disminuye el tiempo que el conductor tiene para reaccionar e incrementa las probabilidades de sufrir un accidente. Entre más rápido vaya, será más difícil reducir la velocidad.
La conducción preventiva significa dejar que las otras personas sobrepasen y no defender la posición en el tráfico. Es importante permanecer en el carril para evitar cerrarle el paso a los otros conductores y no serpentear por las calles. En general, tratar de evitar el carril izquierdo. Es el lugar en el que ocurren la mayoría de los accidentes.
Conducir con ambas manos en el volante permite tener un mayor control sobre el automóvil en el caso de que ocurra una emergencia.
No importa lo lento que vaya el tráfico por circunstancias diversas. Siempre hay que mantener al menos 2 segundos de distancia con el vehículo que está delante. Si se acorta la distancia, no se podrá detener a tiempo si su conductor frena repentinamente.
Siempre hay que usar las señales, incluso si se cree que no hay nadie cerca. Usarlas, además, con anticipación.
Es importante mover la vista periódicamente hacia los espejos laterales, el espejo retrovisor y el lugar en el que se estará dentro de 10 o 15 segundos. Es posible descubrir situaciones potencialmente peligrosas antes de que ocurran.
Es fundamental usar el cinturón de seguridad, tanto para quienes están en la parte delantera como quienes ocupan los asientos traseros.
Conducir en el carril de la derecha reducirá las probabilidades de una colisión.
Hay que dedicarse solamente a conducir. Habrá que detenerse si se usará el teléfono celular o leer instrucciones. Solo se necesita uno o dos segundos de distracción para estar en problemas.
La mayoría de los accidentes ocurren en la noche o en las primeras horas de la mañana.
Si el clima es malo, tratar de evitar el viaje.
No conducir cansado, con sueño o después de haber bebido alcohol.