Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo

La celebración del Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo, organizada por la UNESCO cada 21 de mayo, destaca no solo la riqueza de las culturas del mundo, sino también el papel esencial del diálogo intercultural para lograr la paz y el desarrollo sostenible, así como su valía económica, ya que representa el 3,1 por ciento del PIB y el 6,2 por ciento del empleo a nivel mundial. Sin embargo, el sector cultural y creativo aún no ocupa el lugar que merece en las políticas públicas y la cooperación internacional.

Dado que el 89 por ciento de los conflictos actuales en el mundo se producen en países con escaso diálogo intercultural, para forjar una cooperación eficaz y mantener la paz debe ser prioritario reforzar el diálogo intercultural.

Una Declaración histórica para la Cultura

El texto aprobado por los Estados define un conjunto de derechos culturales que deben ser tenidos en cuenta en las políticas públicas, que van desde los derechos sociales y económicos de los artistas, a la libertad artística, pasando por el derecho de las comunidades indígenas a salvaguardar y transmitir sus conocimientos ancestrales, y la protección y promoción del patrimonio cultural y natural.

Con la voluntad de cambiar esta situación, MONDIACULT 2022, la mayor conferencia mundial sobre cultura de los últimos 40 años, reunió a cerca de 2600 participantes durante tres días en Ciudad de México. Ciento cincuenta Estados respondieron a la invitación de la UNESCO y de México enviando a sus delegaciones; 135 de ellos estuvieron representados por sus ministros de Cultura.

En esta Declaración por la Cultura, resultado de diez meses de negociaciones multilaterales dirigidas por la UNESCO, los Estados afirman por primera vez que la cultura es un “bien público mundial”. Como tal, piden que la cultura se incluya “como un objetivo específico por derecho propio” entre los próximos Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.

El texto define un conjunto de derechos culturales que deben tenerse en cuenta en la elaboración de políticas públicas. Estos van desde los derechos sociales y económicos de los artistas a la libertad artística, el derecho de las comunidades indígenas a salvaguardar sus conocimientos ancestrales y la protección y promoción del patrimonio cultural y natural.

Asimismo, la declaración aboga por una regulación sustancial del sector digital, en particular de las grandes plataformas, en beneficio de la diversidad cultural en línea, los derechos de propiedad intelectual de los artistas y el acceso equitativo a los contenidos para todos.