El 12 de febrero de 1984 los argentinos nos despertamos con una mala noticia que, si bien se la esperaba, no por eso dejó de angustiar a muchos. En París, donde residía, había muerto Julio Cortázar. La leucemia fue más fuerte que él.
Julio Cortázar fue un escritor y profesor. También trabajó como traductor, oficio que desempeñó para la UNESCO y varias editoriales.
En 1981, sin renunciar a su nacionalidad argentina, optó por la francesa en protesta contra la última dictadura militar, que prohibió sus libros. En ese entonces, él denunció a la prensa internacional desde su residencia en París lo que sucedía en Argentina con el gobierno militar.
Se lo considera uno de los autores más innovadores y originales de su tiempo, maestro del relato corto, la prosa poética y la narración breve en general, y creador de importantes novelas, sobre todo “Rayuela” en la que narra la historia de Horacio Olivera y su relación con “la Maga”, que inauguraron una nueva forma de hacer literatura en el mundo hispano.
Fue uno de los exponentes centrales del boom latinoamericano que un grupo de escritores lograra en el mundo.
Sus ficciones transitan de lo real a lo fantástico, y por ello suele ser relacionado con el surrealismo y con el realismo mágico.
Algunas de sus obras son “Los premios”, “Rayuela”, “62 modelo para armar”, “Libro de Manuel”, “Bestiario”, “Final de juego”, “Todos los fuegos el fuego”, “Historias de cronopios y de famas”, “La vuelta al día en 80 mundos”, “Último round” y sigue una lista muy extensa.